“Chicos, no tenemos iglesia” A principios de verano, Carolina y Roberto recibían la noticia de que la iglesia donde iban a celebrar su boda se cerraba durante seis meses por reformas, por suerte su párroco les consiguió reservar su fecha en la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios, casa de la patrona de la ciudad de Alcorcón. Pese a este contratiempo, pudimos disfrutar de una bonita boda.
Comenzamos con los preparativos de la boda en el Hotel Spa la Princesa de Alcorcón, donde más tarde disfrutaríamos de la fiesta posterior a la ceremonia. Roberto nos esperaba bien acompañado de su familia, muy tranquilo y alegre. Mientras se iba vistiendo la habitación se fue llenando de gente que le arroparon en un momento tan importante de su vida.
Realizar los preparativos en un hotel es a veces una buena opción para los novios, ya que disponen de mucho espacio para poder vestirse tranquilamente y recibir a familiares y amigos.
A continuación fuimos a casa de Carolina, donde nos recibió su perrita Sira, que estaba muy contenta y nerviosa de tener tanta gente en casa. El cuarto de baño era un ir y venir de mujeres que se estaban dando los últimos retoques, para después ayudar a la novia a colocarse el vestido y todos los complementos. Carolina estaba muy tranquila hasta que subió al coche que le llevaba a la ermita, pero una vez que vio a toda la gente esperándola para ver como hacía su camino al altar, su sonrisa se volvió a iluminar. Después de la ceremonia los invitados les tenían preparadas varias sorpresas, un dúo rociero que les cantó una salve rociera, una lluvia de pétalos e incluso fuegos artificiales.
Al llegar al hotel se encontraron el cóctel lleno de globos, que después de unas emotivas palabras de su gente más cercana, con su suelta daría comienzo toda la fiesta que les esperaba. Después de todos los regalos a sus padres, abuela y hermana, y un vídeo que prepararon los novios a los invitados, y que emocionó a todos, comenzó el baile con un divertido photocall por el que pasaron todos los invitados. Fue un día espectacular, Carolina y Roberto nos hicieron sentir entre amigos y es algo que siempre facilita nuestro trabajo como fotógrafos.