Fotos bellas, cálidas y frescas son clave a la hora de vender tu trabajo. Y no sólo deberían expresar la forma, el tamaño, el color y la textura de los productos que ofrecés, sino también el estilo y las sensaciones que hacen a tu marca y a tu sello.
¡No te preocupes! A hacer buenas fotos se aprende, es un oficio que requiere su proceso –como todos, digamos–, pero ya con tener ganas y una inclinación por lo estético, tenés un montón de terreno ganado. A continuación, cuatro aspectos clave a tener en cuenta cuando hagas tus fotos.
- La cámara
Nada de andar pensando que para fotografiar tus productos lo primero que tenés que hacer es invertir en una cámara. Al principio, con una cámara digital promedio basta. Ahora, si ya tenías pensando invertir en una máquina, fijate que la que compres saque fotos de al menos 4 megapixels, que ofrezca la posibilidad de cambiar el Balance de Blancos y que pueda sacar fotos en Macro.
- La luz
Natural, ¡siempre! Las fotos de producto con flash no quedan bien. Hacé las fotos de día, usá la luz que entre por una ventana. ¿Lo ideal? Que al lado de una ventana, pongas una mesa contra una pared. Sobre la pared y la mesa, una cartulina blanca que oficie de fondo para tus productos.
- La toma
Preferí tomas de plano cerrado, en otras palabras: centrate en el producto, que éste ocupe algo más que el 50% del encuadre. ¿Por qué? Porque los posibles compradores de tus productos van a querer ver al detalle lo que hacés. La idea es que el protagonista de cada una de las fotos sea el producto en cuestión, que se luzca.
- El estilismo
En un local a la calle, el estilismo es lo que le da unicidad y coherencia a un elenco de productos. En el mundo de las revistas, por ejemplo, un estilista trabaja codo a codo con un fotógrafo para crear, juntos, un clima para aquello que están produciendo, que puede ser una sesión de fotos de moda o de decoración, sólo para citar dos ejemplos. Hacé clic aquí para aprender a plantear el estilismo para tus fotos de producto.