Cómo mejorar tu autoestima

La autoestima es uno de los mayores condicionantes en el nivel de vida. Así de simple. Poseer una autoestima elevada permite plantearse nuevos objetivos y emprender acciones para conseguirlos. También juega un papel fundamental a la hora de enfrentarnos a las adversidades y ser capaces de superarlas. Una persona que se siente capaz de superar un problema siempre tendrás muchas más posibilidades de hacerlo que quien se ve indefenso e incapaz de afrontar o superar la situación.

La autoestima, aunque varía durante las diferentes etapas de la vida, está muy condicionada por la época de la infancia. Esto hace que muchas personas partan con una desventaja muy importante a la hora de poder disfrutar de una vida acorde a sus necesidades y sobre todo de poder disfrutar de un elevado nivel de bienestar.

Un baja autoestima puede hacer que te conformes con un nivel de vida muy por debajo de tus posibilidades, que te sientas incapaz de conseguir objetivos o que puedas tolerar relaciones disfuncionales y terriblemente dañinas para ti.

Cuando una persona tiene un elevado nivel de autoestima difícilmente va a tolerar que nadie le trate peor que él o ella se trata a sí mismo. Esto le permitirá poner barreras en las relaciones que establece. Barreras que a una persona con una baja autoestima le costaría mucho más establecer, si es que llega a hacerlo.

Si consideras que tienes la autoestima baja es muy importante que trabajes ese aspecto y puedas mejorar así no solo la opinión de ti mismo, sino tu calidad de vida. La autoestima se puede incrementar, pero para eso hay que entrenar al cerebro al igual que se entrena al cuerpo para estar más en forma o tener más fuerza. Todos tenemos mucha más capacidad de actuar y de mejorar que la que nuestro cerebro nos hace creer. Cuando aceptas esa idea es cuando puedes empezar a cambiar tu vida.

Cuida tu diálogo interno

La opinión más importante sobre ti es la que tú tengas de ti mismo. Todos los días todos nosotros tenemos infinidad de pensamientos que inundan nuestro cerebro. Parte de esos pensamientos están enfocados a nuestro diálogo interno. Estos pensamientos llevan muchos años dando forma a la opinión que tenemos sobre nosotros mismos.

Hay infinidad de personas que nunca consentirían que nadie les hablara como ellos mismos se hablan. Detrás de estos pensamientos puede haber tendencias perfeccionistas o simplemente incapacidad de valorar los logros propios y sobredimensionar los errores o fracasos. Es importante romper ese patrón y empezar a quererse a uno mismo.

En muchas ocasiones la dependencia emocional o las conductas sumisas en relaciones íntimas esconden un muy bajo nivel de amor a uno mismo. Ross Rossenberg, psicólogo americano y uno de los mayores expertos del mundo en relaciones toxicas, habla del déficit en el amor propio “self love deficit disorder” para referirse a la dependencia emocional.

Empieza a hablarte como lo harías a un amigo o a alguien que aprecies. Ese diálogo se produce de manera casi inconsciente ya que el cerebro se encuentra muy condicionado, por eso es importante tomar conciencia de este hecho. Empieza a cambiar los “no vales para nada”, “eres un inútil” o “no lograrás nada” por “yo creo en ti” “si te esfuerzas lo suficiente lo puedes lograr” o “sé que seré capaz”.

Acepta la realidad

Uno de los principales errores que lleva a muchas personas a tener un bajo nivel de autoestima se encuentra en la excesiva exigencia que tienen sobre ellos mismos.

Tener objetivos no solo resulta positivo sino casi imprescindible para alcanzar grandes logros. El problema aparece cuando el nivel de exigencia es tan elevado que al más mínimo revés o contratiempo la propia persona empieza a sentirse indefenso e incapaz de avanzar. Los objetivos en la vida deben ser un motor y una guía, en ningún caso una losa insoportable que lleva a una frustración constate. De ahí la importancia de trabajar con objetivos realistas y acordes a la propia situación de cada uno.

Los logros en la vida generalmente implican esfuerzo, tiempo y superar fracasos y adversidades. Eso forma parte del proceso para lograr algo que merezca la pena. Esperar otra cosa implica sentirse frustrado con uno mismo y con el tiempo verse incapaz de mejorar la situación.

Ser realista no implica no poder ser optimista o no marcarse grandes objetivos. Simplemente se trata de entender cómo funcionan las cosas para cambiar aquello que podemos cambiar y aceptar aquello que simplemente se encuentra fuera de nuestro alcance. El perfeccionismo lleva a la frustración y a aletargar los objetivos y las acciones. Empieza a aceptar la realidad tal y como es y no permitas que las falsas expectativas deformen la realidad y afecten a tu autoestima.

Valora los pequeños logros

La autoestima es algo que se retroalimenta. Como he mencionado antes resulta muy negativo sobredimensionar los fracasos y menospreciar los logros. Cada pequeño logro es una piedra más que estas construyendo en tu camino, valora cada pequeño logro y empezarás a coger inercia para seguir actuando.

Es imposible lograr algo grande sin antes ir sumando pequeños logros, salvo que se deba a la suerte. En muchos deportes para lograr un campeonato se deben ganar mucho partidos. Ganar un partido no es en sí mismo un gran logro, pero la suma de esas victorias es lo que permite alcanzar los triunfos que merecen la pena. Un deportista nunca debe valorar más una derrota que una victoria. Debe aprender de ella, pero si piensa en la derrota como el reflejo de su destreza y su capacidad de vencer sería imposible que lograra nada.

Esta mentalidad se debe plasmar también en la vida diaria. Pequeños logros, unos tras otro, con continuidad te permitirán ir sintiéndote cada vez más confiado y seguro de tus posibilidades. Siempre y cuando sepas valorarlos adecuadamente y no les restes ni un ápice de la importancia que merecen.

Abandona el papel de víctima

Cuando alguien siente que no puede cambiar sus circunstancias es imposible lograr nada. Uno se encuentra a merced de la diosa fortuna o del capricho de otras personas. Asumir el papel de víctima es cómodo porque así no tengo que avanzar. Con esto no quiero decir que no haya víctimas que merecen máximo respeto y la validación adecuada. Solamente que muchas personas se consideran víctimas cuando han sido sus propias decisiones las que les han llevado a donde están.

“Mi trabajo no me gusta”, “mi mujer no me comprende” o “no tengo tiempo” son frases bastante habituales que mucha gente dice mientras permanecen sentados viendo como pasa su vida sin hacer nada al respecto. En ciertos momentos es necesario desahogarse y compartir los problemas pero lo que no resulta beneficioso para el propio bienestar es culpar de la situación en la que se vive siempre a circunstancias externas. Esto solo hace que se adopte un papel pasivo en la vida y uno acabe por sentirse incapaz de salir adelante o cambiar nada.

La vida es en ocasiones muy dura, sí. Muchas veces ocurren circunstancias muy adversas, un trabajo que se acaba, una persona que te traiciona o cualquier otra situación en la que la vida simplemente te ha jugado una mala pasada. Tienes todo el derecho a quejarte y sentir que es injusto. Lo que también es cierto es que lo que hagas con eso va a marcar tu futuro.

Puedes permanecer inmóvil lamentándote de tu suerte o puedes dejar eso atrás y concentrarte en las posibles alternativas para cambiar tu presente y tu futuro. Si no estás acostumbrado a hacerlo empieza ya. El cerebro se puede entrenar y modificar y con ello las conductas y los patrones de pensamiento. No resulta fácil cambiar algo que lleva años condicionando tu cerebro pero la otra opción es muchísimo peor.

Cambia tu idea del fracaso

¿Qué es un fracaso? Un fracaso no es más que una situación que no ha sucedido como esperabas. Eso no te define como persona. Es algo circunstancial. Un fracaso no implica que tengas que abandonar un objetivo o que tu vida no pueda ser placentera. Solamente implica que tienes que seguir esforzándote y probablemente valorar otras alternativas.

El verdadero fracaso solo se encuentra cuando tú crees que eres un fracasado y aceptas algo circunstancial como algo que está dentro de ti. Si permaneces inmóvil sin cambiar nada, eso es un fracaso. La única manera de mejorar es cambiar, cambiar y actuar. Si tus circunstancias de vida no son como a ti te gustarían solamente hay dos alternativas, quedarte quieto o hacer algo para cambiarlas.

Difícilmente vas a avanzar o actuar con determinación si crees que el fracaso es algo que se encuentra dentro de ti. Tener fracasos es algo propio de la vida. Quien lo acepta, se levanta y se esfuerza por cambiarlo no es ningún fracasado. Debes entender que el fracaso forma parte de la vida y que puede ser algo pasajero.

Céntrate en tu futuro por encima de tu pasado y en tus objetivos por encima de tus fracasos. El pasado ya no existe, no le des más vueltas en tu cabeza, eso se acabó. Puedes empezar hoy a hacer algo para cambiar, para mejorar. Céntrate en eso y empieza a trabajar duro para lograrlo.

Vigila a quien dejas entrar en tu vida

Cuando tienes una relación con otra persona, ya sea de amistad, sentimental o incluso familiar debes asegurarte que tus necesidades también son atendidas o al menos escuchadas y validadas. Mucha gente se limita a dar, y dar y seguir dando mientras la otra persona solo quiere recibir. Estas personas que son incapaces de establecer relaciones recíprocas y sinceras suelen hacer que la persona buena y excesivamente generosa se sienta culpable cuando pide algo o expresa una necesidad.

Este es el drama para muchas personas que pasan años de su vida, en ocasiones la mayor parte de ella, con alguien que no les tiene el menor apego ni muestra el menor interés en su bienestar o su felicidad. Esto se produce en gran medida por una autoestima baja. Es muy difícil que una persona con un elevado nivel de autoestima tolere comportamientos donde se le denigre o simplemente se le ignore.

Es fundamental cuidar a quien dejas entrar en tu vida. La mayor parte de las relaciones que tengas, especialmente las más íntimas, suelen ser un reflejo de tu relación contigo mismo. Dejar entrar en tu vida a la persona equivocada también puede hacer que tu autoestima disminuya considerablemente.

Solamente con relaciones sanas y recíprocas se puede llegar a sentir bienestar y tranquilidad. Muchas veces se confunde la intensidad que provoca la incertidumbre y ansiedad que suelen aparecer en las relaciones tóxicas con amor o atracción, cuando eso no podría estar más distante de la realidad.

Las relaciones tóxicas son al cerebro lo que el tabaco a los pulmones, lo pueden llegar a dañar de una manera casi irreparable. Las relaciones sanas, por el contrario, te hacen sentirte tranquilo, confiado y seguro. También te ayudan a valorarte más y mejorar tu nivel de autoestima.