¿Sabías que la falta de sueño no es solo uno de los mayores enemigos de tu salud, sino también de tu belleza? Como ya hemos comentado otras veces, el tiempo de sueño es el momento que el organismo utiliza para recuperarse, en general, de toda la actividad del día, así como de las agresiones a las que se ha visto sometido. Durante la noche los músculos se relajan, los huesos descansan, y todos los órganos ponen en marcha sus funciones de regeneración y de reparación, empezando por la piel.
Durante el sueño también se favorece el desarrollo de la hormona del crecimiento, que contribuye a crear masa muscular, engrosa la piel (que con el paso de los años se va haciendo más fina y más delgada), y fortalece los huesos. Mientras que cuando somos niños generamos esta hormona en grandes cantidades, al llegar a la edad adulta generamos muy poca, y generalmente, solo durante el tiempo de descanso, por lo que es muy importante no escatimarlo.
Otro aspecto interesante es el que tiene que ver con el sistema inmunológico: cuando dormimos poco disminuye el número de glóbulos blancos y se reduce su actividad, lo que hace que seamos más propensos a contraer enfermedades y que la piel esté más sensible.
Aunque seguramente te sorprenda, dormir poco engorda: puede sonarte raro, pero está demostrado que cuando dormimos poco se alteran los ritmos naturales del apetito: tenemos más sensación de hambre y nos cuesta más llenarnos. Además, otra de las consecuencias de la falta de descanso es que se reduce la capacidad del cuerpo de metabolizar los azúcares: en vez de transformarlos en energía, cuando está cansado el cuerpo tiende a convertirlos en grasa.
Por último, solo un recordatorio de lo que ocurre en tus ojos cuando no duermes lo suficiente: ojeras y bolsas hacen su aparición estelar. ¿No te parecen suficientes motivos para empezar a tomarte en serio tu tiempo de descanso? Duerme bien… y mantente guapa.