Consejo nº 1: Detente y respira

Puede parecer obvio, pero las personas que no estén familiarizadas con actividades que conlleven un control de la respiración, como el yoga, la meditación o ciertas actividades deportivas, no se imaginan el beneficio que nos proporciona a la hora de hablar en público ser conscientes de nuestra propia respiración.

Es muy frecuente, y normal por otro lado, que cuando nos hayamos en una situación de cierto estrés, como puede ser hablar en público, nos pongamos nerviosos y comencemos a hiperventilar.

En algunas personas, este hecho provoca que aumente nuestro ritmo cardíaco y que, al ser conscientes de ello, nos pongamos aún más nerviosos, desencadenando en el peor de los casos un episodio de ansiedad (afortunadamente, no siempre es así).

Por este motivo, antes de iniciar nuestro discurso, deberíamos cortar esa dinámica y detenernos por unos instantes. Habrá quien necesite solo segundos y otros, en cambio, minutos. No importa, pero es fundamental que no iniciemos un discurso sin haber controlado nuestra respiración.

¿Cómo podemos hacerlo?

Hay muchas y diversas técnicas de relajación muy válidas, pero lo importante es dar con una que podamos llevar a la práctica fácilmente y que nos funcione. Yo sigo la misma desde que era estudiante universitaria y me ha acompañado en cada exposición, discurso o, sencillamente, cada vez que quiero relajarme, y consiste en ser consciente de mi respiración.

Para ello me detengo y observo de qué forma estoy respirando. No intento respirar más lento, ni más rápido, ni diferente, solo observo cómo entra y sale el aire por mi nariz, cómo llena mis pulmones y cómo estos se vacían. Sin darte cuenta, ese mismo acto de ser consciente de ti mismo hace que te vayas relajando y tu respiración se vaya acompasando.

El ejercicio lo realizo el tiempo necesario para encontrarme bien y a punto para hablar en público.

¿En qué puede ayudarnos una buena respiración?

  • Vamos a sentirnos físicamente mejor sin la presión de la hiperventilación.
  • Vamos a vocalizar y a modular la voz mejor y nuestro público nos entenderá sin esfuerzo.
  • Vamos a transmitir más seguridad y confianza en nosotros mismos y en las ideas que estamos exponiendo.

Por todo ello, antes de comenzar tu discurso, detente y respira!