Uno de los problemas que más aquejan hoy en día la salud pública es la obesidad. Sin embargo, ésta no sólo se relaciona con aspectos físicos de quienes la padecen sino también con algunos emocionales. Pueden ser muchas las causas de este padecimiento, que además incrementa el riesgo de padecer otras enfermedades como la hipertensión, la diabetes, los cálculos biliares, el asma y hasta algunas formas de cáncer como el de páncreas y el de colon.
A diferencia de lo que se creía en el pasado, hoy en día sabemos que este trastorno no es necesariamente el reflejo de una vida opulenta sino de malos hábitos o de falta de interés por la propia persona. Antes era común escuchar que un niño gordito era más bonito y más sano, o que alguien con una posición económica elevada debía ser gordo. Por esta razón, ser una persona obesa se asociaba a un buen estilo de vida o no se consideraba algo por lo que debía sentirse preocupación.
La situación actual demuestra todo lo contrario, y el padecer esta enfermedad afortunadamente ha dejado de considerarse como una imagen de vida saludable. Creemos que la obesidad es causada sólo por factores genéticos, pero la realidad es que éstos influyen muy poco en su padecimiento, pues ésta se genera principalmente a causa de una mala alimentación, los excesos en la vida diaria u otros hábitos perjudiciales como pasar horas frente al monitor sin realizar una actividad física adecuada.
En el trabajo experimentamos constantemente estrés y ansiedad, por lo que tendemos a ingerir grandes cantidades de comida poco saludable con tal de llenar el vacío que sentimos en el estómago ante algún problema. Al subir de peso entramos en depresión, por lo que empezamos a comer más y a caer en un ciclo de vida nocivo, que difícilmente podemos abandonar y superar sin ayuda de alguien.
Muchas veces experimentamos algunos eventos traumáticos que nos cuesta trabajo superar y entonces recurrimos a la comida. Las personas que viven en soledad caen frecuentemente en depresiones, y la manera de sobrellevar su situación es sustituir la compañía de una persona por la satisfacción que la comida le produce. Debido a los altos niveles de azúcar y de calorías que contienen los alimentos que ingieren, logran un efecto inmediato pero pasajero o de felicidad y saciedad.
De esta manera caen en un ciclo muy difícil de superar, ganado peso cada día y desarrollando problemas emocionales más profundos.
Esto se torna con facilidad en un trastorno alimenticio compulsivo, y estas conductas son asociadas directamente al exceso de peso o a su otro extremo, la anorexia o bulimia. Estos trastornos también están ligados a una grave depresión y una baja autoestima, estas pueden ser provocadas por el entorno familiar, la sociedad o un rechazo que no han podido superar.
Si queremos solucionar el problema, debemos enfrentarlo y pedir ayuda profesional, es difícil que por nuestra cuenta salgamos de esta situación, pues son muchos los factores que influyen en nuestro estado de ánimo y determinación, las personas que sufren este mal tienden a ser víctimas de acoso, burlas y rechazo en el ámbito emocional e incluso laboral.
La discriminación ante esta condición se vive día a día, es muy difícil encontrar prendas con la talla adecuada, o bien, lugares en donde puedan sentirse cómodos, pues viven bajo el escrutinio de la sociedad y muchas veces son juzgados son saber los problemas por los que han pasado.
La obesidad debe ser tratada integralmente pues los estragos no sólo son físicos, la mente y las emociones se debilitan poco a poco y es posible que las recaídas sean constantes evitando un progreso ante cualquier tratamiento. De la mano de un médico, un nutriólogo y un terapeuta psicológico, podemos llevar de mejor manera esta enfermedad y salir adelante con excelentes resultados. Queremos darte algunos consejos que pueden servirte en tu camino hacia la pérdida de peso y al combate contra este padecimiento.
Es importante que lleves un registro de lo que comes y que analices por qué eliges esa fuente de alimento, es decir, si te nutre o solo satisface un sentimiento negativo. Reduce paulatinamente las porciones de tus alimentos y balancéalos para que te aporten la cantidad de energía necesaria y no sientas la ansiedad de comer más de lo que necesitas. Por ello, debes buscar la asesoría de un nutriólogo que después de estudiar tu situación te recetará la dieta adecuada para ti.
Atiende oportunamente tus problemas de ansiedad y depresión, acude con un psicólogo y lleva una terapia que te ayude a sobrellevar este problema y a conseguir tus objetivos en el nuevo régimen que has elegido para dejar de ser una persona obesa. No te culpes si has recaído un día, pues esto puede llevarte a la depresión y a la ansiedad, que son difíciles de controlar. El proceso es largo y requiere de todo tu compromiso, así como del amor que tengas a ti mismo.