A sólo 45 minutos del DF mexicano (bueno, si el tránsito los ayuda, claro) los turistas tienen ante sí una de las maravillas más impactantes de todo México (y quizás del mundo): la zona arqueológica de Teotihuacán. Su nombre proviene del náhuatl y según los estudiosos signfica “la ciudadela de los dioses”.
Poco se sabe de sus pobladores originales, y los registros existentes provienen de los conquistadores españoles del siglo XVI y de la tradición oral de los pueblos que encontraron al llegar. Se cree que la cultura teotihuacana tuvo su pico de máximo esplender entre los siglos III y IV de nuestra era, tiempo en el que se construyeron las imponentes pirámidas del Sol y de la Luna, que son algunas de las postales características de México. Además, hay varios templos, como los de Tláloc y Quetzalcóatl y varios palacios como el de los Jaguares, así como varios sitios adyacentes que eran parte de la ciudad y donde vivían los pobladores originarios.
Las vacaciones en México convocan a cientos de miles de turistas al año que recorren la zona a través de la Calzada de los Muertos, que en sus cuatro kilómetros de distancia va desde la ciudadela hasta la plaza de la Luna.
Subir las escalinatas de los templos el Sol y de la Luna no es algo fácil ni tampoco para todo el mundo. De hecho, por momentos su acceso puede estar restringido ya que las autoridades buscan preservar su estado. Por eso, si reserva paquetes turísticos a México debe consultar con el agente de viaje sobre sus ganas de visitar Teotihuacán.
Si uno se toma la molestia de llegar hasta allá (que no es ninguna molestia, claro, sino un placer del cual nunca en su vida se va a arrepentir), tiene que preguntar también sobra la posibilidad de presenciar una de las danzas típicas en las que se rinde tributo al Sol. Es por ello que en los hoteles en México DF hay personas que pueden informarlo al respecto, con horarios y días (generalmente se realizan entre el viernes y el domingo de cada semana).