Las mascotas siempre nos acompañan en los buenos y malos momentos, por ello todas quisieramos que estuvieran con nosotras durante el embarazo. ¿Pero esto es posible? Desafortunadamente esto depende del animal que tengas.
Los animales más comunes que tenemos como mascotas son perro y gato por esa razón nos enfocaremos a hablar de ellos.
Si es un perro tu mascota durante el embarazo debes de considerar:
En general, no supone ningún riesgo para la salud. Sin embargo, si es de gran tamaño, es recomendable que reciba entrenamiento, pues podría saltar sobre tu viente mientras estás acostada o sentada.
Una preocupación común es si podría lastimar al bebé, por ejemplo, si lo jalan o empujan, podría sobresaltarse, e incluso morder. En este sentido, es importante que comprendas que no puedes dejarlo solo con tu hijo, quien será muy pequeño para saber cómo tratarlo, y que entiendas que tu mascota finalmente es un animal que obedece a su impulsos. Otras recomendaciones son:
- Llévalo al veterinario para que lo revise y le aplique las vacunas necesarias
- Identifica los hábitos que podrían ser un problema y empieza a corregirlos. Por ejemplo, si tu perro está acostumbrado a andar por toda la casa, coloca algo que le impida el paso a la habitación del bebé, de esta forma aprenderá que no puede entrar ahí.
- Háblale del bebé, aunque no lo creas, puede sentir celos y hasta tristeza con la llegada del nuevo integrante (eso lo viví durante el embarazo de mi hermana y su perrita schnauzer, eran super unidas pero ella sintio demasiado celo del bebé y se deprimio bastante).
- Acostúmbralo a la presencia de niños en la casa, para ello puedes invitar amistades que tengan hijos, o utilizar un muñeco: cárgalo y salgan a pasear los tres para que empiece a habituarse.
Si es un gato tu mascota durante el embarazo debes de considerar:
Probablemente has escuchado sobre la toxoplasmosis, una infección que se contagia por el contacto directo con parásitos provenientes de las heces de gato, pero también por el consumo de carne de cerdo o res cruda o mal cocida, y que está contaminada con quistes de Toxoplasma gondii, parásito causante de la enfermedad.
Pero para que un felino produzca heces infecciosas, tiene que contagiarse, y esto no es posible si no sale a la calle y come carne bien cocida. Un dato importante es que este padecimiento se presenta con mayor frecuencia en los que viven en el exterior, pues la probabilidad de que ingieran una presa contaminada es mayor. De esta forma, no es necesario que te deshagas de él, sino que extremes precauciones. Nosotros te aconsejamos:
- Pedirle a alguienmás qeu cambie su arena o limpie el lugar de donde defecta
- Lavar su arenero con frecuencia, ya que los estudios indican que para que las heces contaminadas se vuelven infecciosas deben estar expuestas al ambiente de uno a cinco días.
- Utilizar guantes al cambiar la arena y lavarse las manos, ya que se indica que para contraer la enfermedad por ingestión, se necesitaría tocar las heces contaminadas y a continuación tocarse la boca, sin haberse lavado las manos, o por medio de otra acción que haga que lleguen al sistema digestivo.
Ya sea que tengas perros, gatos, reptiles ó aves, es importante que antes de tomar una decisión, platiques con tu médico y que juntos decidan lo mejor para ti y tu hijo.