Perú

Para quienes vivimos en América Latina resulta extraño llegar a la capital peruana, mirar en todas direcciones y dudar por momentos si realmente hemos abandonado nuestro país, porque los rostros resultan familiares, al igual que el suave acento peruano. Esto no es casual: nuestros pueblos han recorrido los siglos de la mano.

Como dice el arqueólogo peruano Régulo Franco, aún cuando no hay registros precisos, el contacto y la relación entre las civilizaciones mesoamericanas y peruanas prehispánicas es palpable.

Visita sabor Lima

Lima se localiza en la costa del Pacífico y, por diversos factores climatológicos, se encuentra bajo una capa de neblina durante gran parte del año. Sin embargo, esto no es impedimento para disfrutar de un paseo por la urbe colonial. Las joyas arquitectónicas del centro histórico, declaradas “Patrimonio Cultural de la Humanidad” por la unesco, han sido resaltadas por las restauraciones de los últimos años y son, sin duda, uno de los mayores atractivos de esa capital. Un recorrido a pie por el centro le permitirá admirar templos, palacios y desde luego los maravillosos balcones limeños, que dan sello a la ciudad.

En los barrios de Miraflores, San Isidro y Barranco se encuentran muchos de los mejores hoteles, restaurantes, centros nocturnos, boutiques y parques, por lo que le recomendamos visitarlos.

Perú goza de fama mundial por la refinada civilización de sus culturas prehispánicas y por la maestría de su arte colonial. El Museo del Oro del Perú y el Museo de la Nación le darán una buena muestra del arte y la historia peruanos.

Estando en Lima nos enteramos de la existencia de un museo que merece mención especial; se trata de la Colección Enrico Poli. El museo, montado en el domicilio particular del señor Poli, posee una excepcional colección de arte prehispánico y colonial. Además del valor incalculable de sus piezas, los recorridos los conduce el propio señor Poli en grupos reducidos y programados. Su conocimiento de las obras y su singular forma de describirlas son un agasajo para el visitante.

Sorpresas exquisitas

La cocina peruana se ha enriquecido a lo largo de los siglos con ingredientes y sabores aportados por distintas culturas, desde las indígenas hasta la china y la árabe. Los restaurantes chinos, conocidos como “chifas”, ofrecen exquisitos y abundantes platillos por unos cuantos soles (moneda del Perú).

Una creación culinaria peruana por excelencia es el cebiche. Existen diversas variantes de este platillo, según el pescado o marisco con que lo preparen. Llama también la atención el cuy, o “cerdo de Guinea”, que no es otro que ese simpático animalito mejor conocido como cuyo. (Por cierto, sabe a pollo.)

Los deleites de la provincia

Lima es, tal como nos dijo el guía trujillano Pedro de la Puerta, “un lugar donde el mar bosteza” y cubre el paisaje con la fina brizna que los limeños llaman garúa. Pero si usted quiere apreciar panoramas distintos, le sugerimos visitar el interior del país.

En dirección al norte, a 40 minutos de vuelo se encuentra la ciudad de Trujillo, donde se respira un ambiente provinciano. Los balcones de sus casonas, sus iglesias y el color de sus fachadas nos remontan una vez más al pasado colonial.

En los alrededores de la ciudad existen zonas arqueológicas que atestiguan la presencia de las civilizaciones prehispánicas Moche y Chimú. Un ejemplo es la ciudad de Chan-Chan, que cubrió 30 kilómetros cuadrados de extensión. En ella existen notables relieves en adobe, muestra del alto nivel artístico y arquitectónico de sus habitantes.

Después de un día dedicado a recorrer las zonas arqueológicas de Trujillo, no se puede tener mejor recompensa que un banquete de mariscos en cualquiera de los restaurantes de la playa de Huanchaco, a 15 minutos del centro. En ese sitio se puede observar a los hábiles pescadores que conservan sus tradiciones y “cabalgan” entre las olas en sus embarcaciones conocidas como “caballitos de totora”.

Al norte de Trujillo, unida a ella por una serpenteante carretera andina, se localiza Cajamarca, sitio de gran importancia histórica donde fue capturado Atahualpa, el último emperador de los incas. En esta pequeña ciudad de la cordillera de los Andes se encuentran iglesias consideradas entre las más bellas de Perú y toda América por su barroco de notable factura indígena.

Con el fin de disfrutar de alucinantes paisajes y hacer buen ejercicio, para los que gustan de la aventura tenemos una recomendación especial: unirse a los cientos de turistas que recorren anualmente los antiguos caminos incas que hoy siguen siendo las rutas de sus descendientes. La misma práctica de ecoturismo se puede hacer en diversas partes del país.

Al sureste de Lima, a 50 minutos por aire y a tres mil 400 metros de altura, se encuentra la ciudad que, a juicio de muchos, es la más bella del Perú: Cusco, capital del Imperio Inca o Tahuantinsuyu. Su importancia es equivalente a la de la antigua Tenochtitlán, en México.

Cusco es la ciudad peruana turística por definición, y no hace falta ser un experto para descubrir sus maravillas a cada metro, como los sorprendentes muros incas, los conventos y calles o la sorprendente fortaleza inca de Sacsahuaman, a sólo tres kilómetros del centro. Esta ciudad es paso obligado a un sitio que, por sí solo, podría ser motivo suficiente para visitar el Perú: Machu Picchu.

Un tren turístico transporta a sus expectantes pasajeros durante tres horas a través de pampas y cañones que surcan los paisajes andinos para después llegar a una zona selvática tropical. Al bajar del tren un pequeño autobús lo recogerá y comenzará a subir y subir por laderas como si se ascendiera por la broca de un taladro, hasta llegar a lo más alto de la montaña. En ese sitio aparecerá ante sus ojos una serie de imágenes que difícilmente podrá olvidar.

Después de esta maravillosa experiencia sólo queda regresar al Cusco, disfrutar de una suculenta cena en el José Antonio y preparar su regreso a Lima.

Todo lo descrito es apenas una probadita del Perú. Queda uno invitado a volver por la hospitalaria amistad peruana, por su cada vez mejor y más eficiente infraestructura de servicios turísticos, que permite recorrer sus montañas nevadas, su Amazonia o sobrevolar las líneas de Nazca… y algo es seguro; cada vez que regrese se sentirá como en su propia casa.