Muchas de las órdenes que les darás a tus hijos se pueden escapar de su comprensión, y pasa lo mismo con los límites y los castigos, son muy pequeños para entender que no lo haces para molestarlos sino por cuidarlos. Los niños tienen muchas preguntas y tú tienes el deber no menor de responderlas adecuadamente para su edad u ocasión, y las respuestas “Porque sí”, “porque no” o “porque yo lo digo” algún día dejarán de satisfacerlos.
Algún día los niños entenderá que tú no eres el monstruo que los quiere corregir y que los reta, pero mientras no crezcan depende de ti que aprendan sin sentirse tristes. Las palabras que usas son importantes, ellos no tienen el mismo vocabulario que tú y por lo demás es mejor que un niño te obedezca porque comprende lo que es bueno/malo para él, a que lo haga porque en algún momento te tema.
Con estos Tips seguramente te irá bien:
- Objetividad. ”Pórtate bien”, “sé bueno”, o “no hagas eso”. Un niño no entiende lo que es bueno o malo, o lo que es portarse bien. Un límite bien especificado con frases cortas y órdenes precisas suele ser claro para un niño. “no botes la comida al suelo” es mejor que un “Ten modales en la mesa” frase que no entenderá, “no sueltes mi mano en la calle” es mejor que un “Agárrame la mano” no entenderá cuando, ni dónde, “habla bajito” es siempre mejor que un “shh cállate”.
- Opciones. Las opciones son buenas para hacer que tu hijo obedezca algo que no quiere, debes saber como mostrarle una opción entretenida. Si les das una opción, el niño se siente con el control y la libertad, aunque tú la tengas. “Prefieres que te de yo la comida o te la pico bien y te la comes tú”, “prefieres ducharte o bañarte”.
- Firmeza. La firmeza no tienen por qué estar relacionada con brusquedad, podrías asustarlos y si sabes cómo ser firme no será necesario levantar la voz ni se pesado. Un tono de voz seguro, sin gritos, y un gesto serio en el rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no. el niño debe entender que no tiene otra opción más que la que das, pero antes de decir “Deja de tirar las cosas” gritando, prefiere usar un “hijo, lleva los juguetes a tu pieza ya? este espacio no es para jugar” con tono firme y duro, sin gritos.
- Acentúa lo positivo. Los niños reciben de mejor manera las órdenes positivas que las negativas. Prefiere un “Habla bajito” a un “no grites”.
- Guarda distancias. cuando a una orden se le antepone un “Yo quiero” (aunque suene extraño) estamos generando una lucha de poder personal y egos con nuestros hijos. Esto puede traerte malas consecuencias, por ejemplo de cariños personales. Evita el “quiero que comas ahora”, cámbialo por un “son las 12 hora de almorzar”, en cualquier caso su rencilla no será contigo, será con el reloj.
- Explica el porqué. Los niños necesitan respuestas y para que entiendan una orden necesitas explicarles el por qué. La respuesta “porque sí” no sirve con niños, no entenderán y a lo largo de su vida, cuando crezcan te van a pedir las mismas respuestas que cuando niños no tuvieron. niños. Manifiesta esta razón en pocas palabras.”No muerdas a las personas. Eso les hará daño” o “Si tiras los juguetes de otros niños, ellos se sentirán tristes porque se rompen”, son buenas opciones antes de un simple “porque no”.
- Sugiere una alternativa. Las alternativa acompañan al límite y hace que parezca más positivo, como si lo estuvieras compensando, ”ese es un lápiz labial, no es para jugar. Aquí tienes un lápiz y papel para pintar”. Sentirán que sus deseos sí son aceptados.
- Firmeza en el cumplimiento. Las reglas flexibles confunden a los niños, si les dices que la hora de dormir es a las 8 y otro día se acuestan a las 9 de la noche el niño podría después pedirte esa flexibilidad.
- La conducta estuvo mal, tu hijo no es malo. Deja claro a tus hijos que tu desaprobación está relacionada con su comportamiento y no va directamente hacia ellos. No muestres rechazo hacia los niños. Antes de decir “eres malo”, deberíamos decir “eso está mal”.
- Controla las emociones. Debes evitar que tus emociones se salgan de control, si estás muy enojada, piensa, respira y luego castiga o corrige. Puedes causarte daño a ti misma y a tu hijo por un mal trato innecesario en un mal momento. Evita los gritos, pero se firme.
Con estos consejos seguramente te darás cuenta si estás equivocada y es momento de corregirlo o verás que tan bien encaminada estás. Nadie nace sabiendo ser mamá o papá, y tus hijos tampoco vienen con un manual bajo el brazo.