Es muy habitual que nos dejemos llevar por los problemas de cada día. Que nos agobiemos con el trabajo, que sintamos presión por parte de nuestros jefes, que discutamos con alguien y pasemos la jornada completa debatiendo quién tenía razón.
De pronto, cuando llega el viernes por la noche y hacemos un repaso a la semana, nos damos cuenta de que está formada por una consecución de días en los que solo hemos trabajado, nos hemos agobiado, hemos visto la televisión y hemos ido a la cama pensando en las miserias del día siguiente.
¿Cuándo fue la última vez que al ir en coche a trabajar, escogimos de forma deliberada poner una canción que nos ponga de buen humor? ¿Hemos mirado por la ventanilla el cambiante color de las hojas de los árboles? ¿Comiendo con los compañeros de trabajo, hemos charlado acerca de algo gracioso o hemos contado anécdotas que sabemos que nos hacen desternillarnos de risa?
El bienestar y la sensación de felicidad, sonreír sin motivo, ser amable, fijarnos en las pequeñas cosas hermosas de cada día… Son pequeños gestos que nos ayudan a tener una mejor vida y a sentir que cada día hemos hecho algo que nos ha llevado a sonreír.
No solo fortalecemos nuestro ánimo, también nuestro cuerpo. No en vano existen clubs de risoterapia alrededor de todo el mundo, ¡la risa tiene múltiples beneficios para el cuerpo!
Por ejemplo, una buena carcajada viendo un monólogo ¡aunque sea en un vídeo en el móvil! libera gran cantidad de endorfinas, unas hormonas que nos provocan de inmediato sensación de bienestar y que a su vez fortalecen el sistema inmune.
El fortalecimiento del sistema inmunológico afecta a su vez a ayudar a nuestro cuerpo a luchar de forma más eficaz contra infecciones, virus y bacterias y previene que desarrollemos enfermedades como la diabetes, cáncer, transtornos cardiovasculares o hipertensión.
Además, quien padece alguna enfermedad inmune puede ayudar de esta manera a su cuerpo a que no se recrudezca o a bajar la incidencia de los posibles brotes.
La risa nos ayuda a bajar los niveles de tensión y ansiedad, algo que también ayuda no solo a mejorar nuestro estado de salud en general, sino que refuerza que nuestro sistema inmunológico se mantenga a raya.
Otro de los beneficios es que disminuye la hipertensión porque estimula el riego sanguíneo y además retarda el envejecimiento de la piel, porque aumenta la concentración de colágeno, indispensable para que la piel tenga elasticidad y firmeza.
Y un último beneficio de la risa: si nos estamos riendo es que lo estamos pasando bien. Estamos teniendo buenos ratos ya sea en solitario, con amigos, con compañeros de trabajo o con nuestra familia. Ayudamos a crear así momentos agradables, a sentir que podemos tocar la felicidad con la punta de los dedos.
Y sentirnos felices es clave para contagiar ese sentimiento, reforzar la necesidad de insertar momentos agradables en nuestra vida diaria y sentir que todo vale la pena. Así que, ¿nos reímos un rato?