Valle Lunar en San Juan

Un paisaje espectacular que nos transporta a lo que puede haber sido una de las etapas más interesantes de la historia de nuestro planeta, nada menos que el período Triásico. Conocido como el Valle de la Luna por su semejanza con paisajes de otros mundos, es un área protegida para la preservación y estudio de formaciones geológicas, fauna, flora y además fósiles.

Si tienes la posibilidad de ir a visitarlo, el lugar puede recorrerse con la guía de un guarda, que te conducirá a través de los senderos transitables del parque, pudiendo admirar distintas geoformas y los fósiles acompañados de la historia contada de estas extrañas formaciones. Una sensación indescriptible y una experiencia inolvidable el recorrido por estos curiosos paisajes que conforman un espacio único. La zona donde se encuentra es completamente agreste y desolada, aunque esto favorece su conservación. La localidad más cercana al lugar es Valle Fértil donde hay una hostería con todos los servicios, además de posadas, cabañas o albergues aunque de menor categoría. Desde el pueblo se pueden contratar vehículos que te trasladarán al parque, que se encuentra a unos 40 kilómetros. También se pueden contratar excursiones desde Cuidad San Juan o haciendo un recorrido desde la provincia de La Rioja a través del Parque Nacional Talampaya.

Más sobre el Valle Lunar de san Juan

Las geoformas que se pueden contemplar en el Valle de la Luna son producto del desgaste diferencial de los diferentes tipos de rocas. Estas formaciones reciben sus nombres de las relaciones que la mente del hombre ha hecho entre ellas y las cosas de la vida cotidiana. A sí pues el Valle Pintado se denomina así por su semejanza con un paisaje lunar. Está compuesto por arcillas y cenizas volcánicas, que junto con arenas y otros tipos de rocas han creado un paisaje peculiar debido a la acción erosiva del viento, combinando suaves lomadas de colores ocres y violáceos con otras de gris ceniciento. En este lugar se han encontrado la mayoría de los fósiles. El Hongo por su parte es otra muestra clara de la erosión, arenisca dura arriba y arcilla blanda abajo, lo que ha provocado la apariencia que le da nombre a esta formación.

El Cerro Morado se puede observar tanto desde el este como desde el oeste y está constituido por grandes capas de basaltos que se alzan a unos 1.400 metros sobre el nivel del mar. Debe su nombre a que asemeja un indio acostado con la cabeza dirigida al norte. Por otro lado la Cancha de Bochas se trata de una superficie plana sobre la que descansan esferas perfectamente pulidas en forma circular y que son del mismo material que el suelo. Son espectaculares y aún no se comprende el proceso de conformación de estas curiosas “bolas”. Un paisaje que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2.000 por la UNESCO que se hace imperdible en tu próximo viaje hacia Argentina.