Fuera del circuito principal de turismo argentino de los meses de verano, el frío local nos lleva casi de forma inevitable a pensar en los grandes glaciares que este país sudamericano pone a disposición de los miles de turistas que a cada momento del año llegan a sus tierras. En este caso, si queremos encontrarnos con un panorama cercano al invierno, y sin alejarnos de las bellezas naturales, nuestra mejor recomendación es el Glaciar Perito Moreno.
Concretamente, se trata de una gigantesca masa de hielo, que se encuentra ubicada en el departamento local de Lago Argentino, perteneciente a la provincia de Santa Cruz, en el sudoeste de la Argentina, como parte de la región llamada “Patagonia”.
Una de las cuestiones a destacar de este espacio, es que al producir sus clásicas glaciaciones, en las cuales se deprenden grandes trozos de hielo, se produce un avance de las aguas que lo rodean, generando un gran desnivel con respecto al resto del lago Argentino, con hasta 30 metros de diferencia en algunos sectores. Como parte del Parque Nacional Los Glaciares, se trata del recorrido más visitado por los extranjeros y residentes nacionales.
El glaciar, que con su nombre hace referencia ineludiblemente a Francisco Moreno, director del museo de la Sociedad Científica Argentina y explorador mítico de la zona austral de la Argentina, es además uno de los pocos en su tipo sobre los cuales los turistas pueden caminar sin inconvenientes, aunque claro, haciendo caso a todas las recomendaciones propias de las circunstancias, en consideración del calzado, la contratación de un guía especializado en la zona y demás elementos de cuidado.
Es tal la magnificencia de este sitio natural, que muchos de los que por allí pasan, sin importar su origen o su destino, toman como propia la frase de quienes venden paquetes turísticos en la zona, al hablar del Perito Moreno como la “octava maravilla del mundo”. De hecho, ya desde la “Curva de los Suspiros”, nos encontramos con todo el esplendor de esta masa de hielo, y la misma es denominada así por la sensación e impresión que causa a primera vista.
El glaciar, que en 1981 fue declarado por la UNESCO, junto al Parque Nacional Los Glaciares, como Patrimonio Natural de la Humanidad, es especialmente recomendable de visitar por los meses de julio y agosto, cuando comienzan a producirse estos rompimientos que mencionábamos, y que son fáciles de observar por los turistas.