El lenguaje de los abanicos

Los hay de plumas, de bambú, de encaje, de marfil… y de otros muchos materiales.

Han sido utilizados desde tiempos remotos tanto por mujeres como por hombres.

El abanico ha obtenido tanta importancia en países como España que ha pasado a formar parte de su cultura e indumentaria, estos útiles instrumentos no sólo sirven para refrescarse en los días más calurosos… también tienen su propio lenguaje.

El lenguaje de los abanicos es todo un arte y con este post voy a desvelar algunos de sus secretos, además daré un pequeño repaso a la historia del abanico.

Se cree que el primer abanico se vio por primera vez en Egipto, donde los esclavos refrescaban la atmósfera y daban aire a los faraones. Los abanicos eran muy grandes y de plumas, normalmente de avestruz.

Fue más tarde, en China, donde empezaron a usarse abanicos pequeños, personales y decorativos, al ser de reducido tamaño se convirtió en uso cotidiano entre hombre y mujeres por igual, posiblemente empezarían a usarse a parte para dar aire, como complicidad amorosa.

En el siglo VII d.c. Japón inventó el abanico plegable y comenzó a ser casi de utilidad únicamente femenina. En años posteriores el abanico empezaría a verse en Europa y se arraigaría en España como un instrumento casi obligado en el sur del país para combatir las altas temperaturas.

Poco a poco fue surgiendo el lenguaje de los abanicos y pasando éstos de generación en generación.

El lenguaje del abanico es el arte del movimiento y cada movimiento ha ido constituyendo su propio significado.

Las mujeres se comunicaban con sus enamorados mediante un código secreto que existía en cada movimiento del abanico. Así, si la mujer escondía los ojos detrás del abanico estaba diciendo a su amado que lo quería; si lo colocaba en la mejilla izquierda quería decir “no” y si lo colocaba en la derecha su respuesta era positiva.

Según el viajero francés Teophile Gautier, “las españolas lo realizan a la perfección: lo abren, lo cierran o lo envuelven entre sus dedos con tal viveza y tan ligeramente que un prestidigitador no podría igualar”.

El lenguaje de los abanicos encierra unos códigos secretos y voy a intentar introduciros un poco en tan bellísimo y singular arte.

Unas cuantas claves de este lenguaje:

  • Esconder los ojos detrás del abanico abierto: Te quiero
  • Las dos manos juntas sujetando el abanico abierto: Olvídame
  • Colocar el abanico cerca del corazón: Me has conquistado
  • Abanico medio abierto presionando los labios: Bésame
  • Cerrar el abanico tocándose el ojo derecho: Cuándo quedamos
  • Cerrar el abanico lentamente: Compromiso de boda
  • Dejar el abanico sobre la mejilla derecha: Sí
  • Dejar el abanico sobre la mejilla izquierda: No
  • Cubrirse la oreja izquierda con el abanico abierto: Guardame el secreto
  • Abanicarse lentamente: Estoy casada
  • Abanicarse rápidamente: Estoy comprometida
  • Tocar con el dedo la parte alta del abanico: Quiero hablar contigo
  • Abrir y cerrar el abanico varias veces: Eres cruel
  • Mover el abanico alrededor de la frente: Te noto cambiado
  • Dar vueltas al abanico con la mano izquierda: Cuidado, nos están viendo
  • Dar vueltas al abanico con la mano derecha: Quiero a otro
  • Rotar el abanico cerrado entre las manos: Te odio
  • Agitar el abanico alrededor de las mejillas: Te quiero, ¿me quieres tú?
  • Número de varillas abiertas: Hora de la cita

En fin, como veréis éste es todo un mundo maravilloso y de misterio.