Las siete modas más mortales de la historia

Hay quienes mueren por estar a la moda, compran todo lo que las tendencias dictan y hacen hasta lo imposible por pertenecer a esa élite, que siempre anda super in y hay quienes se han sometido a algunas de las modas más mortales, convirtiéndose en verdaderos fashion victim.

Pensarás que ésto es algo nuevo por las exigencias estéticas extremas de la moda actual, la verdad es que desde siempre la humanidad ha buscado la excelencia en su concepción de belleza y se ha sometido a sistemas tortuosos y muy peligrosos para conseguirla. Te platicaremos de algunas de las modas más mortales de la historia.

En los siglos XV y XVI se acostumbraba pintarse el rostro con una gruesa capa blanca, esto era símbolo de fineza y solo los miembros de la corte podían usarlo; este maquillaje blanco también era conocido como cerusa veneciana o espíritu de Saturno. Se obtenía de dos ingredientes: vinagre y plomo. Sí… las personas sabían y les importaba un carajo, los efectos eran verdaderamente repugnantes, la piel se despigmentaba (lo que ellos buscaban a toda costa) y perdían grandes mechones de cabello, los dientes comenzaban a pudrirse y bueno, el conjunto en general era locura y una aspecto de vagabundo del infierno.

Si tuviste tu fiesta de XV años y bailaste los mejores vals de Chayanne, seguramente utilizaste una crinolina para parecer una verdadera princesa de pastel de la lagunilla. Estas prendas que te hacen ver más voluptuosa tienen muchos años y por estorbar el buen paso al caminar, ocasionaron miles de muertes de mujeres en la época victoriana. Las mujeres salían volando por la fuerza del viento que entraba bajo sus faldas, levantándolas varios metros para terminar estampadas contra el pavimento. Una de las tragedias más sonadas de la época fue la muerte de dos hermanas de Oscar Wilde, las cuales quedaron atrapadas en sus propias jaulas de lujo, muriendo sin que nadie pudiera hacer nada. Otras también murieron por destripamiento y desangramiento al soltarse los muelles de metal que las constituían. En fin, este accesorio era un verdadero asesino bajo la cintura y se calcula que se registraron al menos la muerte de tres mil mujeres en una década.

Dicen que una mujer sin pecas es como un cielo sin estrellas, siempre y cuando no fueras una mujer de finales del siglo XIX, en donde la piel blanca y sin mancha alguna era el fetiche del momento. Para eliminar las manchas de la piel y de paso bajar unos cuantos kilitos se pusieron a la venta pastillas de arsénico, así es, aunque sabían que era peligroso aún así se tomaban constantemente pequeñas dosis de estas píldoras, que les ayudaban a tener la tez de un pálido muerto envidiable.

Parece que a los victorianos les encantaba jugársela con tal de ser siempre unos impecables muñequitos de sololoy. En esta época también existieron unos collarines hechos específicamente para los hombres elegantes. Estas prendas almidonadas fueron bautizadas como los asesinos de padres y es que muchos hombres murieron asfixiados mientras dormían después de una borrachera, pues estos elegantes cuellos cortaban la circulación a la carótida, obstruían la tráquea y finalmente generaban una asfixia letal. Lo más increíble es que muchos estaban muy conscientes de ello, pero todos sabemos que verse bien es una prioridad.

Mucho antes de que Lewis Carroll creara uno de los personajes más míticos de la literatura, la locura ya era muy popular entre los sombrereros de Londres. Esto era común porque para la confección de sombreros, los fabricantes de fieltro estaban expuestos a cantidades estúpidas de mercurio, por lo que enloquecieron paulatinamente mostrando los mismos síntomas que el popular personaje de Carrol: timidez patológica, esquizofrenia e irritabilidad descontrolada al verse expuestos a un gran número de personas.

Este hermoso tono que podemos encontrar en las casas más elegantes del París, estaba hecho en su mayoría de grandes cantidades de arsénico. Los tapices de las casas desprendían este polvo exponiendo a los habitantes a una muerte lenta y a una locura irremediable; este color también era empleado en la vestimenta, creo que ya vamos entendiendo el porqué del comportamiento de aquellas épocas.

Durante la década de 1920, se tomó al polvo de uranio y diversos productos con grandes cantidades de éste, como benéficos para la salud pues el brillo que daba a la piel y a los dientes era tan bello, que creían que en verdad era un excelente aliado, sí claro, solo necesitaban ver como terminarían los Curies.

El Uranio se utiliza en cremas para el rostro, en pastas de dientes, supositorios, productos para combatir la disfunción eréctil, agua radioactiva para desintoxicar. El uranio era el producto milagro del momento y terminó con una buena cantidad de vidas, eso sí, súper relucientes y con mucho glow por la noche.

Esto demuestra que definitivamente la época Victoriana tenía muy buenas costumbres.