Astenia primaveral: combatir el cansancio en primavera

Dicen que la primavera la sangre altera, pero a muchas personas les altera el cuerpo entero. La Astenia primaveral, desconocida para muchos, produce gran cansancio y fatiga en los que la sufren. Y no es precisamente porque nos acostemos más tarde o salgamos más a la calle debido al buen tiempo.

Más de la mitad de la población mundial se ve afectada por la primavera, aunque muchos lo achacan a otras razones, la mayor parte de las veces es debido a la astenia primaveral.

¿Qué es y cuáles son sus síntomas?

La astenia primaveral es un trastorno temporal (que no una enfermedad) caracterizado por el cansancio, la fatiga y la debilidad física y psíquica de forma generalizada. Es especialmente común en poblaciones de entre 20 y 50 años, y afecta especialmente a las mujeres.

Los principales síntomas son de agotamiento y fatiga, y puede afectar mentalmente, a través de la desmotivación o la ansiedad excesivas. Sin embargo, no está relacionada con la somnolencia. De hecho, es en las mañanas nada más despertarnos cuando más se nota y por mucho que hayamos dormido o descansado bien, sigue afectándonos.

En ocasiones la astenia primaveral está relacionada con otras dolencias como infecciones, anemia, celiaquía, embarazo, transtornos del sueño o déficit de vitaminas.

Muchos expertos afirman que es el cambio de horario el principal causante de este fastidioso trastorno. El hecho de que nos cambien el horario sumado a los cambios de temperatura producen, en ocasiones, que no descansemos bien por las noches, por lo que acumulamos cansancio, que acaba derivando en astenia.

Lo mejor si uno se nota muy flojo durante la primavera es realizarse, en primer lugar, una analítica para ver si tiene algún déficit. Si no es el caso, existen alimentos como las fresas, el aguacate, el plátano, el limón, las setas, el albaricoque, los cereales integrales o las verduras de hoja verde que pueden ayudarnos a paliar esa incómoda sensación de fatiga.

Ahora sabes que la astenia primaveral no es ninguna enfermedad, así que no te alarmes, pues cuidando la alimentación y apoyándote en vitaminas y oligoelementos puedes sobrellevarla hasta que desaparezca completamente.