Al respirar, inhalamos un 20% de oxígeno, que crea la energía necesaria para que las células funcionen correctamente, por lo que sin la oxidación no podríamos vivir. Sin embargo, la oxidación produce también radicales libres, que no son otra cosa que átomos con un número impar de electrones, es decir, tienen un electrón libre.
En grandes cantidades, los radicales libres pueden causar daño en las células. Cuando hay un desequilibrio en nuestras células debido a un aumento de radicales libres, se produce lo que se conoce como estrés oxidativo.
Con el tiempo, ese desequilibrio entre antioxidantes y radicales libres puede dañar nuestras células. La contaminación, la radiación, la luz UV y el consumo de tabaco y alcohol son fuentes comunes de radicales libres.
Hoy en día gran parte de la comunidad científica piensa que el proceso de envejecimiento y el origen de la mayor parte de las enfermedades crónicas están íntimamente relacionadas con el estrés oxidativo.
Por lo tanto, un estilo de vida y una dieta inadecuadas favorecen la aceleración del estrés oxidativo. Si llevamos un estilo de vida sano, nuestro propio organismo produce sustancias que ayudan a combatir a los radicales libres, pero si uno tiene un problema de salud persistente o una enfermedad crónica, es necesario potenciar aún más un estilo de vida sana con las vitaminas y antioxidantes que nuestro cuerpo necesita.
¿Qué hacer exactamente para prevenir el estrés oxidativo?
Los médicos recomiendan sobre todo, disminuir los factores de riesgo cuanto más, mejor. Si podemos habitar en un lugar en el que no abunde la contaminación de forma excesiva y evitamos fumar, mejor.
Si basamos nuestra dieta en una alimentación rica, natural y variada, hacemos ejercicio de forma regular, mejor. Tomar algún complemento basado en vitaminas y oligoelementos que contribuya a aumentar la actividad de las células y los tejidos, sobre todo en las épocas en las que sentimos que nuestro cuerpo no está al 100% (épocas de mucho trabajo, cambios estacionales…), puede ayudarnos también a suplir las deficiencias que está teniendo nuestro cuerpo durante esas temporadas.
Los antioxidantes contribuyen a contrarestar el estrés oxidativo, por lo que pueden prevenir la aparición de diversos tipos de enfermedades como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, la artritis reumatoide, la diabetes, la arterioesclerosis o el Alzheimer.
En definitiva, un estilo de vida sano y basado en una alimentación variada y rica en antioxidantes, nos ayudará a combatir los radicales libres y englobando, nos ayudará a sentirnos mejor con nosotros mismos.