Condiciones básicas para la buena comunicación

  • Abandone la creencia de que solamente se puede comunicar con la palabra: toda conducta es comunicación.
  • Por lo tanto, es imposible no comunicar. Haga lo que haga cuando está con otra persona, estará comunicando.
  • Se debe entender que incluso el silencio es una respuesta.
  • Los gestos, posturas corporales y movimientos que tanto usted como su pareja realicen, son estímulos o respuestas a la hora de comunicar.
  • No actúe de acuerdo con lo que supone que el otro dijo o hizo. Corre el riesgo de lanzar una bola de nieve coya trayectoria puede resultar imparable.
  • Cuando observe el gesto del la pequeña herradura entre las cejas y la frente arrugada, antes de pensar que el otro se siente molesto con usted, pregúntele si es así o si, por ejemplo, le duele el estómago.
  • Si escuchó una palabra con una entonación ambivalente-eses expresiones irónicas, sarcásticas y sutiles en las que uno no sabe si es calificado como un genio o como un estúpido-, siempre, siempre pregunte en qué sentido deberá interpretarla.
  • En cualquiera de las formas en que se exprese su interlocutor, si tiene dudas sobre el significado, tome como regla: antes de suponer pregúntele al otro acerca de su supuesto, o simplemente qué es lo que quiso decir.
  • En cualquier diálogo la pregunta es un elemento básico, por lo tanto, es importante evitar los sobre-entendidos.
  • Cuando no entienda lo que intenta comunicar el otro, no lo deje pasar, ni se inhiba: metacomunique, es decir, aclare cuantas veces sea necesario.
  • No trate de depositar las culpas en su pareja. Es muy importante que entienda que cualquiera de sus comportamientos influye en su interlocutor, por lo que ante cualquier problema con él (ella), usted será coproductor del mismo.
  • Por lo tanto, trate de no ve la paja en el ojo ajeno y reflexione preguntándose qué hizo usted para colaborar en la reacción de su pareja.
  • ¿Quién nos hizo creer que somos dueños de la verdad? Cuando le imputamos al otro que está equivocado, en realidad le estamos diciendo que no piensa como nosotros. El respeto hacia su pareja y a su mensaje es esencial para la buena comunicación.
  • Cada vez que hablamos no sólo trasmitimos un mensaje, sino que enunciamos nuestro modo de pensar, nuestras creencias y nuestros valores y muy frecuentemente no sean los mismos que los de su pareja y eso no significa que esté mal o sean equivocados, sólo indica que son diferentes.
  • Uno de los elementos más valiosos para una comunicación funcional es tener buena predisposición tanto para escuchar como para transmitir.
  • La buena comunicación se sustenta no sólo sobre la base de la claridad del mensaje en contenido y forma de expresarlo, sino también en la buena relación de la pareja.
  • Ser respetuosos con lo que se nos comunica y en lo que comunicamos implica fundamentalmente respetar la libertad de expresión del interlocutor, siempre que éste no propase nuestra propia libertad.
  • En las relaciones más cercanas, es importante reforzar los lazos afectivos en la comunicación, puesto que la comunicación también es esencialmente afecto. Con las palabras y los gestos se trasmiten, además de información, emociones y sentimientos.
  • Para favorecer el entendimiento claro del significado del mensaje del otro es de gran utilidad colocarnos en el lugar del otro, es decir, enmarcar lo que el otro nos dice en su ideología, modelo de pensamiento, historia, creencias y valores personales.
  • Si la comunicación es afecto, en el diálogo con las personas a las que nos une el amor es necesario evitar inhibiciones y mirarse, tocarse, reconocerse, escuchar en el sentido más profundo de la expresión.
  • No se deben evitar ciertos temas que circulan de forma tácita, es preciso atreverse a hacerlos explícitos.
  • Cuando uno está comunicando debe focalizar la atención en el interlocutor y en la conversación, es decir, debe centrarse en el tema, en el interlocutor, y evitar las dispersiones contextuales.
  • Hay que escuchar al otro sin el deseo de que el otro diga lo que yo deseo escuchar.
  • Escuchar al interlocutor sin la necesidad de responder algo. O sea, liberarse del automatismo de tener siempre que dar una respuesta acerca de lo que el otro dice.
  • Al escuchar, es importante no interrumpir el discurso del otro creyendo que lo que  le falta decir ya lo conoce.